Creí verle allí, sentado en aquel banco. Es difícil describirlo porque aún me encontraba demasiados lejos para ver su gesto, pero le intuí despreocupado, tranquilo. Quería acercarme, pero algo me paró. Me quedé allí inmóvil, mirándole y sin poder borrar de mi cara esa media sonrisa. Le había echado de menos; ni siquiera recuerdo cómo era mi vida sin pensar en él. Y ahora estaba allí otra vez. Sin ni siquiera darme cuenta, me encontré caminando hacia a aquel banco, con la felicidad que da un reencuentro inesperado. Pero olvidaba un detalle importante. Al descuidar mi mirada un segundo, desapareció. Volví a la realidad, y mi gesto me acompañó. Era absurdo buscarle… él ya no existía y aquello no era más que uno de esos espejismos que el deseo te hace parecer reales…
4 comentarios:
Que bonito niña de los colores, aunque también un poco triste. Me gusta que sigas escribiendo, no nos dejes, eh!!
Besos,
Enigmática
Sabes? Puede que fuera un instante,segundos tal vez,pero durante ese tiempo,ilimitado,estaba ahí.
Y ya puede estar el parque lleno de gente,la sirena del barco,el sonido de los coches,la lluvia empapando,da igual lo que haya alrededor porque ese instante atrapa,y quien sabe si lo que luego la realidad nos quiere hacer ver como un espejismo sucedió.
Al fin y al cabo solo tú conocerás el secreto que guarda ese banco.
Un abrazo enorme!
Atikesia, qué texto tan hermoso. Me ha encantado! Es triste, no obstante.
A veces las personas de nuestro pasado no se van, se quedan en nuestro corazón y nos parece verlas en todas partes y es muy difícil que desaparezcan.
Un besito, guapa!!
Qué triste la realidad, y qué triste tener que regresar a ella cuando en los sueños se está tan agustito...
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