5 de enero de 2009

cosas de pueblo...


Siempre he oído que la gente de pueblo es distinta de la gente de la ciudad. Pero no voy a ser yo quien opine sobre eso. Yo soy de pueblo, y aunque siempre me quejo mucho, creo que ya no sé ser de otro sitio. Hay cosas que no cambiaría por nada.

Mi pueblo es del interior. Una de las cosas que más me gustan de vivir aquí, es que mire donde mire, siempre me veo rodeada de montañas.


Los atardeceres tienen un color distinto al de la ciudad; suelen ser rosados, y casi parecen formar paisajes pintados sobre un gran lienzo, cuando se mezcla con los colores oscuros de las montañas más lejanas.



Siempre me ha gustado el bosque, el campo, y la montaña. La tranquilidad y la libertad que me trasmitían, poder correr, saltar y caminar entre hierba, flores y árboles. Esa agradable sensación la comprobaba muy a menudo de pequeña. Quizás es de los mejores recuerdos que tengo; las excursiones por la montaña con mis padres y mis hermanos, las meriendas en el campo, cruzar el río con los pantalones remangados ó coger una naranja de algún árbol y beber su jugo cuando me entraba sed.


De pequeña siempre he sido muy feliz aquí. Nos entreteníamos con poca cosa; la bicicletas, patines, pelota… o simplemente pasábamos el tiempo en las “chorraeras” de la plaza de la cultura. Siempre se pasaba el tiempo volando, aunque no hubiera nada que hacer. Lo bueno de conocer a todo el mundo es que siempre tenías algún amiguito para jugar, alguien con quien pasar el tiempo.

Otra de las cosas que, sin duda, no cambio por nada, son las noches de verano; cuando era pequeña nos juntábamos todos los niños del barrio y jugábamos al escondite. Cuando nos cansábamos nos sentábamos en la puerta de mi casa y jugábamos a hacer sombras. Siempre ha habido costumbre de sacar las sillas a la calle por las tardes-noches, para sentarse a tomar el fresco. Cuando ya fui algo más mayor, las noches de verano las gastaba paseando por el pueblo; cuando nos cansábamos nos sentábamos en “nuestro” banco. Y allí, hablábamos hasta que el sueño nos llamaba.

La verdad que me quejo bastante, aquí hay poco que hacer, o quizás hay muchas cosas, pero siempre las mismas; por eso casi siempre acabo en la ciudad para todo, desde ir de compras, salir o ir al cine... Aún así, no lo cambiaría por nada, la tranquilidad, la relativa calma; aquí parece que el mundo va más despacio y no con ese estrés de la ciudad…


1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola.

Hace varios días descubrí tu blog, el día 2 para ser exactos, cuando me vino a la cabeza una frase: "el color de los sueños" y lo tecleé en Google a ver qué salía, y apareció tu blog en la 1ª página.

Buena entrada la de los muritos, una verdad como un templo.

Por cierto, ¿de qué pueblo eres? Lo digo por el post de ayer, que me ha gustado mucho. Debe de ser hermosa, y sana, una infancia así. La mía fue mayormente urbana, aunque ya teniendo 14 años mis padres compraron un chalé cerca de Sevilla que estaba en pleno campo, y es cierto que pasear por las veredas y descubrir fincas y caminos está muy bien, sí.

Me llamo Rafael y nací en Córdoba (sólo estuve allí 2 meses, así que...), pero vivo en Sevilla, aunque estoy enamorao de Cádiz (viví año y medio en Sanlúcar de Barrameda, y un gran amigo vive en San Fernando) y también de Granada.
Además, en Málaga hay una persona a la que amo, mi profesor de Gigong (se pronuncia chikún, más o menos) y también algunas amigas y compañeros, a los que no suelo ir a ver porque me da un palo la carretera a Málaga que no veas... a veces me resulta más fácil ir a Madrid... manías que tiene uno.

Bueno, pues encantao de conocer tu blog y echar unas palabritas.

Cuídate mucho, que se te ve maja... y ojalá puedas realizar tus sueños. En verdad que - y de eso las crisis son una evidencia - no faltan recursos, lo que falta son IDEALES. Con ellos, se puede vivir de forma complaciente y desprendida de lo que uno no es, y así renovarse permanentemente. Aceptando y valorando, como haciendóse un control de calidad, pero sin perder el criterio que cada uno tenga.

Bueno, te dejo que ya hablo mucho.

Un abrazo, y encantado de conocerte, de alguna manera.

Mucha suerte y ganas en este 2009, y siempre.

Chao.