escribiendo una vida...

Una historia de vida se escribe con pluma y tinta permanente. Cada uno, tarde o temprano, es consciente de lo que escribe o ha dejado escrito. Por eso, hay que coger la pluma con seguridad; un pequeño fallo puede dejar una mancha en esa historia. Todo queda escrito ahí, lo bueno y lo malo. Los aciertos y los errores. Estos últimos han sido cometidos, y por mucho que hagamos, no se pueden borrar. Siempre quedan ahí, escritos. A veces se hacen intentos vanos de tacharlos, pero esa no es buena opción, lo único que se consigue es hacer una gran mancha que sin duda, lo resalta más.

Pero a pesar de todo, esa pluma sigue escribiendo guiada por las decisiones de las personas, guiada por sus ideas, sus emociones y sentimientos, por sus circunstancias. .. Sin embargo, hay un momento del día en que esa pluma se suelta de las manos… y empieza a escribir por sí sola. Escribe de noche, todo lo que durante el día hemos pensado y no hemos escrito; miedos, ilusiones, esperanzas, penas… haciendo así posible el mundo de los sueños…