un día más...

Me gusta madrugar. Levantarme tempranito y abrir la ventana para que entre la claridad del nuevo día. Despertarme con una ducha y el olor a café recién hecho. Ahogar el silencio de mi casa vacía con música, mientras escribo en la agenda todo aquello que me propongo hacer durante el día. Y luego empezar a hacer cosas y a poner tic en cada tarea realizada. Comer temprano, salir de casa cuando todo el mundo se dispone a volver; correr hasta el tren, bajar del tren y empezar a caminar rápido; siempre el mismo camino, cruzando por la misma calle, distintas personas, distintos coches, las mismas tiendas, y la misma manía de ir memorizando la ropa que hay en cada escaparate. Y llegar la primera, sentarme un ratito al aire libre y respirar. Charlar con quienes van llegando tras de mí. Y…al lío. Una vez finalizada la tarde, echar a correr. Coger el tren e ir leyendo ó pensando cualquier cosa hasta llegar a mi parada. Llegar a casa, y ver que ya es de noche, a veces más tarde de la cuenta. Mirar la agenda otra vez y ver si quedó algo sin hacer. Estar cansada pero con la sensación de haber hecho todo (o la gran mayoría) lo que me había propuesto… Y sentarme un ratito a pensar en el día que ha pasado, y en lo que me espera al día siguiente…

Y es que por muy cansada que esté; a pesar de que me falta tiempo hasta para dormir; aunque esté agobiada y me queje mucho; disfruto lo que hago; me gustan mis días, mis rutinas, mis pequeñas manías... y ahora mismo no lo cambiaría por nada (o casi nada!)